Que si miras el móvil por WhatsApp, que si te levantas a hacerte el tercer café del día, que si te pones a ver vídeos de gatos en Facebook… Pues con la técnica Pomodoro lo podrás hacer, no te preocupes, pero también vas a poder tener una alta productividad, porque se trata de invertir mejor tu tiempo, de ser más eficiente.
La técnica Pomodoro: concéntrate en lo que te cuesta
La idea de esta técnica de trabajo es utilizar un reloj -o un smartphone o lo que tengas a mano- para medir intervalos de 25 minutos en los que pongas la mente focalizada y saques adelante la tarea que se te atasca. Después, te comprometes con hacer una pausa o incluso a darte un pequeño premio para relajarte. Es decir, necesitas alternar estos periodos cortos de trabajo con premios para ser productivos, y para ello existe una técnica que propuso Francesco Cirillo allá por los ochenta y que sigue completamente vigente: la técnica Pomodoro.
¿Cómo comienzas?
Su creador utilizó un temporizador de cocina, y aunque esa sigue siendo una opción más que válida, ahora podemos utilizar pomodoro (significa “tomate” en italiano) mediante aplicaciones especializadas para diferentes dispositivos.
Nuestro cerebro no rinde al 100% tras 30-40 minutos frente a la misma tarea y menos aún en tareas de investigación que requieren de un gran esfuerzo cognitivo.
Vamos a ver las fases de la técnica Pomodoro:
- Revisa tu agenda y crea el espacio de tiempo que necesitas. Cirillo propuso intervalos de 25 minutos además del descanso, pero pueden ser 20 o 30 minutos. Igualmente, hay investigaciones posteriores que sugieren intervalos de mayor duración. En este punto, vale la pena que cada persona identifique lo que más le ayuda.
- Hazte con un temporizador. Ya lo hemos dicho, escoge el que te sea más cómodo y comprométete a seguirlo. Igualmente, reúne todo lo que necesitas: documentación o material necesario. Llama si necesitas ayuda antes de comenzar.
- Céntrate solo en la tarea. Este punto es especialmente difícil. Aquí aparecen las interrupciones, las consultas al móvil o los asaltos al frigorífico o a la máquina de café. Pues bien, si aplicamos la técnica Pomodoro necesitamos retirar todas las interrupciones posibles: apagar el móvil o hacernos con ese café que “imperiosamente” necesitamos.
- Haz un pequeño descanso. Aquí es donde le damos permiso a la mente difusa para que entre en escena. Si hemos hecho 25 minutos de trabajo, un descanso adecuado sería de 5 minutos, por ejemplo. Según Cirillo, en este momento no debemos caer en la sensación de improductividad y extendernos y extendernos. Ya lo hemos dicho, los descansos ayudan a la mente focalizada.
- Continuar las sesiones de trabajo y tomar un descanso más largo. Los espacios de 25 minutos y cinco de descanso se pueden ir encadenando hasta completar tres, y luego tomarse un descanso más duradero de 20 minutos, por ejemplo. O si se hacen cinco intervalos, el descanso podría ser de 30 minutos. Igualmente, en este punto podríamos darnos una pequeña gratificación, como un dulce que nos guste, un paseo o cualquier cosa que nos dé energía.
Las mayores ventajas que te proporcionará este método son:
- Evitar la multitarea.
- Mejorar la productividad de forma sencilla y eficiente.
- Trabajar la concentración y focalizar la atención en una sola tarea.
La Técnica Pomodoro en resumen:
- 1 Pomodoro = 25 min
- Tras cada Pomodoro, 5 minutos de descanso.
- Cada 4 Pomodoros, 15 minutos de descanso.
- Divide tus tareas en pomodoros.
- No se permiten interrupciones salvo para apuntar sus causas y proseguir con tu tarea.
- Si algo te interrumpe y te hace perder ritmo, el pomodoro es nulo.
- Evalúa cómo has hecho tus tareas. ¿Cuántos pomodoros te ha llevado? ¿En qué puedes mejorar? ¿Cómo puedes hacerla en menos tiempo y mejor?
Conclusión de la Universidad de Illinois
La conclusión de la Universidad de Illinois es que pasar largas horas en la mesa de trabajo aporta menos productividad que dedicar periodos de tiempo más breves concentrados y alternar estos con descanso. El motivo está relacionado con nuestras dos formas de pensar: la focalizada y la difusa. Mientras que la primera nos mantiene la atención a tope, la segunda nos relaja y nos ayuda a distraernos hasta con el vuelo de una mosca. Las dos son necesarias. Es más, la creatividad surge de conectar cosas dispares, que solo nacen de la mente difusa. Pero claro, estar siempre en lo difuso tampoco aporta mucho ni resuelve los problemas
En definitiva, a todos nos cuesta concentrarnos en algo que no nos apetece mucho, como un trabajo, una tarea de casa o resolver algún problema doméstico. Pero la técnica Pomodoro nos ayuda a mejorar nuestra concentración alternando la mente focalizada con la difusa.
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