El descanso veraniego no sólo es esencial para el bienestar individual de los trabajadores, sino que también beneficia a las organizaciones y empresas al promover un entorno laboral más saludable, armonioso y productivo.
Con el verano no sólo llega el calor, los días de playa y el refresco en el chiringuito; llegan también las ansiadas vacaciones para un porcentaje elevadísimo de los canarios y canarias. Los meses de julio, agosto y septiembre son los meses en los que los trabajadores disfrutan mayoritariamente sus días de vacaciones. Y los que no, tienen el horario de verano en sus centros de trabajo…Consuelo de tontos, pero consuelo…
Los beneficios del descanso estival son múltiples y va en todas las direcciones:
Es vital para mantener la salud mental y física, previniendo el agotamiento y enfermedades relacionadas con el estrés. El descanso permite a los trabajadores recuperarse de la fatiga acumulada a lo largo del año. Estos pasan tiempo con amigos y familia, lo cual contribuye a la conciliación entre la vida personal y laboral y, por tanto, mantener un equilibrio saludable. Esta contribución al bienestar físico y emocional trae como consecuencia una reducción del absentismo: los empleados que toman vacaciones regularmente tienden a tener menos ausencias no planificadas.
¿Y qué beneficios conlleva directamente a la empresa? Los empleados que toman vacaciones suelen regresar de las vacaciones más creativos y productivos. El descanso adecuado puede acarrear un mejor rendimiento laboral, un incremento de la motivación y una mayor eficiencia, por lo que aumenta la productividad del trabajador. Incluso, en la pausa, los entornos durante las vacacionales favorecen: pueden inspirar nuevas ideas o diferentes enfoques, beneficiando a la empresa en términos de creatividad e innovación.
Asimismo, mejora el clima laboral, mejora el ánimo y las relaciones entre compañeros y compañeras, creando un ambiente laboral cooperativo y positivo.
Aunque no son pocos los inconvenientes que suceden en el período estival, -interrupción o retraso en proyectos, más carga de trabajo para los empleados que quedan, empeoramiento de atención al cliente, aumento de costos operativos si se busca sustituir o por pagar horas extras, o dificultades en el retorno, el llamado “síndrome postvacacional”-, una buena planificación y organización de la empresa afrontaría con éxito estos desafíos.
Antes de la llegada del estío, es recomendable una buena implementación estratégica de planificación y gestión por parte de las empresas y organizaciones para minimizar los impactos negativos. Si así fuera, la balanza se pondría claramente en el lado de los beneficios de las merecidas vacaciones veraniegas. En definitiva, el descanso estival es crucial en el mundo laboral.
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