Han transcurrido seis meses desde el inicio de la pandemia en España y todavía siguen muy visibles los efectos que las medidas de contención de la Covid-19 han provocado sobre la economía y el mercado de trabajo. El último día de agosto aún había 753.000 afiliados menos a la Seguridad Social respecto al máximo alcanzado el 11 de marzo, días antes de que se aprobara el decreto del Estado de Alarma. Si a esto le añadimos los 810.000 trabajadores que permanecían en situación de ERTE a finales de agosto, se obtiene un balance provisional de 1,56 millones de empleos todavía afectados por la pandemia, lo que equivale al 8,1% del empleo pre-crisis. Del total de trabajadores que han perdido su empleo, tres cuartos se han inscrito como desempleados y están en búsqueda activa de un nuevo empleo, mientras que el 25% restante ha pasado a la inactividad, desanimados por la incertidumbre y las difíciles perspectivas laborales que afronta la economía.
El análisis de la evolución del mercado de trabajo durante el último semestre muestra dos periodos netamente diferenciados. El primero de ellos abarca desde el 11 de marzo al 30 de abril, y corresponde con el desplome de la economía, fruto de la parálisis de toda actividad no esencial. En apenas mes y medio se destruyeron cerca de 950.000 empleos y 3,4 millones de trabajadores sufrieron un ERTE, lo que de manera conjunta equivale al 22,4% del nivel de empleo pre-pandemia. Cabe destacar que, el año anterior se crearon más de 340.000 puestos de trabajo durante el mismo periodo.
El confinamiento de los individuos, unido al cierre de las fronteras y la interrupción de la llegada de turistas provocó que el 78% de los trabajadores del sector de alojamiento fueran despedidos o se vieran afectados por un ERTE, al igual que el 65% de los empleados en el sector de comidas y bebidas, el 65% de los ocupados en actividades recreativas y el 64% de los efectivos en el sector de transporte aéreo. En los meses de abril y mayo, no llegaron turistas a España cuando el año pasado durante ese mismo periodo nuestro país recibió más de 15 millones de visitantes extranjeros que desembolsaron más de 15.000 millones de euros.
A partir de mayo, la economía comenzó a salir de su estado de hibernación, las fronteras volvieron a abrirse y la positiva estacionalidad de los meses previos al verano favoreció un cierto rebote de la actividad económica, propiciando la creación de 330.000 empleos hasta agosto. A su vez, la reactivación económica ha permitido que más de 2,5 millones de trabajadores afectados por un ERTE hayan regresado a su puesto de trabajo habitual entre el 30 de abril y el 31 de agosto, si bien se observa que el ritmo de reducción de los ERTE ha comenzado a desacelerarse en agosto, coincidiendo con el final de la campaña de verano.
Los sectores que más empleo destruyeron durante los peores meses de la pandemia son a su vez los que más empleo han recuperado desde mayo, tanto a través de nuevos contratos como de la reincorporación de trabajadores afectados por un ERTE. No obstante, muchos sectores se encuentran todavía lejos de su nivel previo a la crisis, en especial aquellos más dependientes del turismo como el transporte aéreo, con un 44% menos de empleados trabajando respecto a febrero, o las agencias de viaje (-49%). En efecto, a pesar de la apertura de las fronteras, en junio y agosto apenas nos visitaron 2,7 millones de turistas, un 86% menos que en el mismo periodo del año pasado.
A pesar de la mejora económica registrada desde mayo, el balance agregado que deja la pandemia es considerablemente negativo, sin contar con los trabajadores afectados por un ERTE. La Hostelería, que el año pasado creó 289.000 empleos entre febrero y agosto, este año apenas ha creado 3.000. Le sigue Comercio, que el año pasado creó 115.000 empleos entre febrero y agosto, y este año ha destruido 56.000. El sector Educativo es el que en términos absolutos más ha destruido por la pandemia, y que más está tardando en recuperarse, dado que las clases presenciales han estado suspendidas desde mediados de marzo. El sector sanitario y de servicios sociales es el único que ha creado empleo de manera significativa desde el inicio de la pandemia, si bien ha creado menos empleo que el año pasado durante ese mismo periodo, habida cuenta de las necesidades en materia sanitaria y de cuidados fruto de la pandemia.
A nivel regional, se observa que las medidas de contención de la Covid-19 han provocado un impacto asimétrico en función de la provincia. Así, se aprecia que el archipiélago canario ha sido la región más afectada por las medidas. Las Palmas ha perdido el 18,6% de su empleo por destrucción y ERTE y Tenerife el 16,6%, entre febrero y agosto, lo que se ha traducido en una caída del 32,0% y del 28,9% del VAB respectivamente, entre el 2T20 y el 4T19.
La mayoría de provincias del arco mediterráneo, dependientes del turismo, muestran a su vez destrucciones de VAB entre el 2T20 y el 4T19 superiores a la media nacional (-21,7%), con Valencia (-25,1%) y Castellón (-26,8%) a la cabeza. La destrucción de actividad también ha sido particularmente intensa en las provincias del Norte y Noreste del país. En términos de empleo, la mayoría de provincias andaluzas, así como Madrid, Barcelona, Valencia y Vizcaya presentan contracciones del empleo superiores a la del conjunto de España (-7,0%).
Por el contrario, se aprecia que la crisis ha afectado relativamente menos a las provincias extremeñas, así como a las provincias pirenaicas (Huesca, Lleida) que no solo han visto su VAB contraerse menos que la media nacional, sino que han logrado crear empleo de forma neta entre febrero y agosto, lo que también se reproduce en las provincias castellanas de Zamora, Ávila, Segovia o Soria.
En definitiva, se aprecia que la crisis ha afectado más a las provincias con acceso al mar, más pobladas y dependientes del turismo, mientras que ha afectado relativamente menos a las provincias menos pobladas del interior, y menos dependientes del turismo.
FUENTE: Informe de ASEMPLEO
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